Rafael Gil Brand

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La exaltación de los nodos y la Vía Láctea

En la astrología e iconografía persa y árabe encontamos una clara referencia a los signos y grados de exaltación de los nodos: Rahu – el nodo norte o Cabeza del Dragón – se exalta a 3° de Géminis, y Ketu – el nodo Sur o Cola del Dragón – a 3° de Sagitario.

Estos grados de exaltación se encuentran en plena Vía Láctea, muy cerca del Centro Galáctico (a 4°23‘ Sagitario según el ayanamsha postulado aquí) y de su polo opuesto. Ketu es pues exaltado ahí donde se encuentra el Centro Galáctico, y Rahu en la direccón del espacio exterior a nuestra galaxia. Se reconoce una clara analogía entre Ketu y Rahu y la polaridad de centro y periferia, interior y exterior de la galaxia. Según la doctrina védica los nodos se asocian con los siguientes temas, que a su vez se leen como una interpretación del centro y anticentro galácticos:

Ketu     Rahu
 Ascetismo   Avidez
 Descarnación  Excrecencia
 Más allá  Nuevos mundos
 Regreso a la Unidad  Alejamiento del Uno
 Moksha (Liberación)       Maya (Ilusión)

Pero existe otra analogía incluso más notoria: Así como los nodos lunares son puntos de intersección entre la órbita lunar y la solar, los grados de exaltación de los nodos se encuentran cerca de las intersecciones entre Ecuador Galáctico y eclíptica. El Ecuador Galáctico representa el nivel sistémico superior en relación al plano de la eclíptica y de las órbitas planetarias, del mismo modo que la (aparente) órbita solar forma un nivel sistémico superior con respecto a la órbita lunar (sistema Tierra-Luna).

La astronomía moderna ha definido el Ecuador Galáctico como un círculo celeste que discurre por el centro de la Vía Láctea, y cuyo punto de origen coincide con la posición del Centro Galáctico. El Ecuador Galáctico tiene una inclinación de prácticamente 60° (exáctamente 60°11‘) con respecto a la eclíptica. Da la „casualidad“ de ser una sexta parte del círculo, uno de los números fundamentales del sistema astrológico.  El punto de intersección de este Ecuador Galáctico se sitúa a 7°28‘ de Sagitario. En base a la analogía ente los nodos lunares y los puntos nodales de la Vía Láctea, propongo definir estas posiciones como grados de exaltación de Rahu y Ketu. Al fin y al cabo, la Vía Láctea es una franja de cierta anchura, y los antiguos eligieron ciertas posiciones estelares para encontrar las exaltaciones de los planetas. En el caso de Ketu debió de ser la gran nebulosa Acumen, en el aguijón del Escorpión. En el zodiaco babilónico ésta se en encuentra a 3° o 4° de Sagitario.

La posición que propongo está en mejor consonancia con el sistema de nakshatras (mansiones lunares) hindú. El grado de exaltación de Rahu se encontraría al principio del nakshatra Ardra (6°40‘-20° Géminis), el cual es regido por Rahu mismo. El grado de exaltación de Ketu en cualquier caso cae en el nakshatra  Mūla. Mūla significa „raíz“, también en el sentido de „origen“ o „causa“. Es notoria la referencia simbólica al núcleo del sistema estelar, al que pertenece también el Sol, y muestra una vez más el conocimiento que hay codificado en las antiguas imágenes celestes. Este nakshatra es regido por la diosa Nirŗiti (literalmente:  disolución, destrucción, calamidad), una personificación antigua de la diosa Kāli. Nirŗiti se considera una diosa de la destrucción y del desarraigo. Por cierto, según el Taittirīya Brāhmaņa (un texto litúrgico antiguo), el nombre completo del nakshatra en cuestión es „Mūlabarhaņa“, que significa precisamente „desarraigo“. La astrología védica siempre ha considerado los primeros grados de Mūla como especialmente críticos, y Parashara enumera una serie de medidas rituales que deberían de realizarse si un niño nace con la Luna en esta zona del zodiaco. La analogía con Ketu, la Cola del Dragón, es palpable.

Sagitario Kitab Aja’ib al-makhluqat wa Gharaib al-Mawjudat -1537
En la iconografía medieval persa se puede ver representada la asociación de los nodos - o mejor dicho, de sus exaltaciones – con la Vía Láctea. Nos encontramos frecuentemente con un Centauro cuya cola representa una serpiente o un dragón serpentiforme. Esta cola suele formar un nudo. A menudo el Centauro se vuelve hacia la cabeza del monstruo, amenazándole con su flecha. Esta iconografía indudablemente tiene raices muy antiguas, pues ya en Mesopotamia y en Egipto solía representarse a Sagitario con una cola de Escorpión. En este símbolo vemos condensadas la idea del nudo (intersección), del dragón (los nodos lunares, pero también la Vía Láctea), y concretamente la cola del dragón (Ketu). El Arquero representa al héroe que vence al dragón, el animal cósmico, adversario primordial a la vez que guardián del umbral.

Sagitario Isfahan

Se aprecia aquí el paralelismo con el héroe hindú Rāma, que destacaba precisamente como arquero. En la epopeya del Rāmāyana, Rāma tiene que superar al demonio Rāvana, que había secuestrado a su mujer Sītā, y que solo podia ser vencido por un ser humano. Sītā significa „surco de arado“, y personifica la agricultura y los frutos del campo. Podemos ver aquí una conexión con el signo de Virgo y la estrella Spica (la espiga), una de las estrellas fiducias del zodiaco. Pero la astrología tadicional apreciaba una simetría entre las estrellas del firmamento y la Tierra, siendo ambas personificadas eminentemente por diosas-madre. En el cielo el surco de arado es la Vía Láctea, cuyos frutos son las estrellas o soles. Sītā es también el nombre de una de las ramificaciones del río sagrado Ganges, otra representación de la Vía Láctea. La literatura védica de hecho asocia a Sītā con la Via Láctea, y a Rāvana con una fuerza tenebrosa que reside en la intersección de la Vía Láctea con la eclíptica en el nakshatra Mūla.

Vasco Vescovalli SagitarioVasco Vescovalli Geminis

Menos extendida está la representación que a veces hacían los artistas islámicos del signo de Géminis, donde aparece entre los dos gemelos la cabeza de un monstruo o de un demonio. Obviamente se trata de la Cabeza del Dragón, indicando la exaltación de Rahu en este signo, del mismo modo que la cola anudada de Sagitario es indicadora de la exaltación de Ketu.

Podríamos profundizar más en este rico simbolismo y la mitología asociada. Por lo pronto lo expuesto será suficiente para poner de relieve la estrecha conexión de las exaltaciones de Rahu y Ketu con la Vía Láctea, especialmente con la zona del zodiaco en que se encuentran el Centro y el Ecuador Galáctico. El hecho de que algunos astrólogos védicos consideran a los signos de Virgo y Piscis como domicilios de Rahu y Ketu, respectivamente, viene a corroborar esta conexión. En el signo de Virgo se encuentra el Polo Norte Galáctico, y en sus inmediaciones el centro supergaláctico (la galaxia M87, situada a 9°35‘ de Virgo, se considera el centro gravitacional del grupo local, al que pertenece también la Vía Láctea). En el signo de Piscis se encuentra el Polo Sur Galáctico, o el punto más al Sur del Ecuador Galáctico. Se trata de los domicilios paralelos a Géminis y Sagitario, regidos por Mercurio y Jupiter, respectivamente.

Ni que decir tiene que este entramado simbólico entre Rahu y Ketu y las estrucutras de la Vía Láctea solo tiene sentido en un zodiaco sidéreo.

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